¿Qué hay que tener en cuenta para elegir el mejor sofá?

Los sofás en línea son los más tradicionales, que suelen tener 2 o 3 plazas. Éstos se suelen adecuar a cualquier espacio y quedan bien tanto en salas de estar como en dormitorios o recepciones de oficina. En espacios grandes, incluso, se pueden combinar más de un sofá en línea (sean del número de plazas que sean) o con otro tipo de asiento, como butacas o pufs. Una elección ideal para reunir a numerosos invitados.

Este tipo de sofá es ideal para salones grandes. El sofá en L invita a socializar, permitiendo que las personas puedan hablar viéndose las caras de forma más directa.
Además, estos sofás pueden servir como separadores de ambientes, sustituyendo estanterías o paredes. En este caso se recomienda que el lado más largo del sofá esté junto a la pared para ganar amplitud y facilitar las zonas de paso.

Éste es parecido al sofá en L, pero los dos lados tienen la misma extensión. Son ideales para familias numerosas y para compartir momentos con grandes grupos de amigos.
Existen diferentes modelos, así que tienen la ventaja de poder adaptarse a cualquier rincón. Por tanto, también se pueden utilizar en salas de estar pequeñas.

Se caracteriza por tener una prolongación en uno de sus asientos para poder apoyarse y estirarse cómodamente. De ahí el nombre en francés que significa literalmente «silla larga». Suelen ocupar bastante espacio, por eso lo mejor es instalarlos en salas de estar amplias. Además de poder estirar las piernas, el módulo más largo puede llegar a servir de cama.
Sin duda, un modelo que permite maximizar el confort y darle un toque moderno al espacio.

Son sofás muy funcionales, que cuentan con piezas individuales que se pueden poner o quitar cuando sea necesario. Permiten disponer las partes de formas distintas, según las necesidades del momento. Los bloques que los forman pueden tener o no brazos y respaldos, según se coloquen. Estos módulos también pueden servirnos como reposapiés o mesitas e, incluso, integrar pufs extraíbles que añaden aún mayor comodidad y funcionalidad.
Si buscas funcionalidad, personalización y recomposición del espacio, éste es el sofá que necesitas.

Se suelen utilizar para ganar una plaza extra, complementándolo con otro sofá o para aprovechar mejor una esquina de la sala de estar. También son ideales para colocarlos en otras habitaciones para crear un rincón personal donde relajarnos, dormir, coser, leer…
¡Pueden ser, incluso, en formato chaise longue!

Es un sofá icónico, que a principios del siglo XIX servía para ambientar los salones ingleses. De estilo clásico, se caracteriza por tener los brazos curvados y el respaldo bajo con un tapizado de botones repartidos de forma geométrica. Originalmente eran de cuero, pero ahora se pueden encontrar con terciopelo, de polipiel… y de varios colores.
Estos sofás se adaptan a cualquier estilo y aportan un toque sofisticado y elegancia al espacio.

Es un sofá con multifunción pensado para resolver problemas de espacio. De día nos sirve para sentarnos y, por la noche, se puede dormir en él. Es una solución idónea para casas que disponen de pocos metros cuadrados o en los que falta una habitación extra.
En este caso, es importante elegir uno que no obstruya puertas ni zonas de paso, sea como sofá o cama.

En casas pequeñas y espacios reducidos, es fundamental disponer de espacios de almacenamiento. Una solución es optar por sofás con canapé o cajones, que tengan una doble función: descanso y orden.
Incluso hay sofás que disponen de un espacio de almacenamiento incorporado dentro de los asientos o en la chaise longue. Una solución perfecta para guardar mantas, almohadas, juguetes… de forma práctica y ordenada.

Estos sofás disponen de respaldos reclinables y asientos extensibles para poder adaptarlos a nuestro gusto, en función de lo que necesitamos en cada momento (mirar la tele, dormir, charlar…). Nos permiten gozar de un mayor descanso, ayudando a relajar la musculatura y facilitar la circulación sanguínea.